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Cómo hacer Swiss Meringue Buttercream

Cómo hacer Swiss Meringue Buttercream

 
Comienzo por confesar que no soy muy amante del chocolate… (ya sé, tiene delito lo mío), pero es así, por lo que pocas tartas y postres veréis con chocolate en mi blog…. Por tanto debo recurrir a otros rellenos, para mi gusto super deliciosos, como las cremas o los dulces.
 
Y para rellenar tartas como para decorarlas, para mí la mejor alternativa es el Swiss Meringue Buttercream o SMBC (Crema de mantequilla de merengue suizo). La buttercream, si bien es rica, es super empalagosa, demasiado dulce para mi gusto. Desde que descubrí la SMBC, ya no hago la buttercream, así que no verás en mi blog que yo la use en mis recetas.
 
La SMBC es suave, de sabor, y de textura. Es una crema que además permite multiplicidad de sabores sobre la misma base, pero que sobretodo, puede permanecer fuera de la nevera (heladera/frigo) hasta 4-5 días a temperatura ambiente, y mantiene la decoración que hagas con la manga o como cobertura previa al forrado con fondant. Para mí, es la mejor crema para rellenar las tartas y decorarlas, como así también los cupcakes.
 
 
Ya….. no me enrollo más y te cuento ahora  cómo se hace el Swiss Meringue Buttercream… La receta básica sólo lleva 3 ingredientes: claras de huevo, azúcar y mantequilla. Y las medidas se aplican con la técnica del 1, 2, 3:
 
– Una medida de claras de huevos
– Dos medidas de azúcar blanco
– Tres medidas de mantequilla
 
Veamos un ejemplo de los ingredientes y la preparación:
 
Swiss Meringue Buttercream
Una crema ideal para rellenar tartas y decorar
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Ingredientes
  1. - 100 gramos de claras de huevo (aproximadamente, de 4 huevos)
  2. - 200 gramos de azúcar blanco
  3. - 300 gramos de mantequilla sin sal
Preparación
  1. Lo primero que debes prever es que tanto las claras de huevo como la mantequilla deben estar a temperatura ambiente.
  2. Si utilizas claras pasteurizadas, aumenta la medida en un 50%. En este caso, necesitarías 150 gramos de claras pasteurizadas, porque suben un poco menos al montarlas con la batidora.
  3. Para empezar, en una cacerola pequeña introduce las claras de huevo y el azúcar, y ponlas a baño María sin dejar de remover. Ten en cuenta que el agua de la cacerola que utilices para el baño María no debe superar la mitad de la altura de la cacerola o recipiente donde estén las claras y el azúcar, puesto que cuando empiece a hervir corres el riesgo de que caigan gotas de agua en la preparación. Si alguna gota de agua cae en la preparación, no continúes y empieza de nuevo. El primer secreto para lograr el merengue es que el recipiente donde lo prepares esté sin restos de agua ni grasa, de lo contrario, las claras no se montarían.
  4. Mientras esté la mezcla de claras y azúcar a baño María no dejes de revolver, puesto que las claras pueden cuajar. Cuando la mezcla haya alcanzado los 60º, retira del fuego. Para comprobar la temperatura puedes utilizar un termómetro de cocina, o bien,  (y es lo que yo hago) cuando hayan pasado unos minutos y veas que los gránulos de azúcar empiezan a desaparecer, vuelca sobre tu dedo pulgar unas gotas de la preparación y con el índice comprueba la consistencia de la mezcla. Si notas que ya no existen gránulos del azúcar, significa que ya está lista. Retira del fuego y de inmediato pasa la preparación al recipiente donde vayas a batir. Si dejas la preparación en la cacerola todavía caliente, las claras cuajarán y no servirá.
  5. A continuación, debes batir esta mezcla de claras y azúcar durante unos 15 minutos a máxima velocidad. Por esa razón, te recomiendo una batidora de brazo o batidora-amasadora de gran potencia, porque una minipimer (y por supuesto mucho menos tus brazos) aguantará batir todo ese tiempo sin romperse... Si son claras pasteurizadas, tal vez necesites todavía algunos minutos más.
  6. Lo que queremos lograr con tanto batido es el Merengue Suizo que se caracteriza porque tras el batido (de claras y azúcar previamente cocidas a baño María), se alcanza un merengue totalmente blanco, de un blanco límpido y brillante, y puedes comprobar también que al moverlo forma picos que se mantienen erguidos y no se caen.
  7. Una vez que has logrado la consistencia del Merengue Suizo, introducimos la mantequilla, de a poco, y previamente cortada en trozos pequeños.
  8. A partir de ahora, cambia las varillas de alambre de la batidora eléctrica por las aspas de mariposa, porque la mantequilla le aportará densidad y mucho cuerpo y peso a la crema, por lo que las varillas de alambre se te podrían romper.
  9. Continúa batiendo. Verás que pasados unos minutos pareciera que la crema se corta, como cuando se corta la leche, o la nata (crema de leche)... No te preocupes, continúa batiendo, y pasados otros minutos verás cómo la preparación empieza a tomar una consistencia  cremosa, nuevamente con brillo, y una suavidad, al tacto y al paladar, que te darán ganas de comértela a cucharadas!
  10. Las cantidades utilizadas con esta receta alcanzan para rellenar y cubrir un bizcocho de 15 cm de diámetro, así es que debes duplicar las cantidades si tu tarta es más grande.
A partir de esta receta básica puedes agregar los sabores y colores que quieras
  1. - Aroma de vainilla
  2. - Aromas o pastas de frutas
  3. - Mermeladas
  4. - Dulce de leche
  5. - Nocilla
  6. - Chocolate fundido
  7. - Queso untable, etc.
Notas
  1. ♥ Cuando hayas decorado tu tarta o cupcakes con la SMBC puedes mantenerlos fuera de nevera hasta 4-5 días, pero si los introduces en la nevera, la crema se pondrá muy dura (como la mantequilla cuando está en nevera), y entonces te aconsejo que saques tu tarta o cupcakes 2 horas antes de servir, que es el tiempo aproximado que necesita la crema para volver a su estado cremoso. En todo caso, en el verano, en casa nos gusta también durita y muy fresquita, porque parece una tarta helada...
  2. ♥ Puedes preparar la crema y reservarla para decorar posteriormente (al día siguiente por ejemplo) tu tarta o cupcakes. Preferentemente, reserva la crema fuera de la nevera, porque como te indicaba antes, con el frío se pone muy dura. La otra opción es que reserves la crema directamente en la manga con la que vayas a decorar, y ahora sí metes la manga con la crema en la nevera. De ese modo será más fácil utilizarla para decorar una vez que la crema haya vuelto a su estado cremos (después de 2 horas fuera de la nevera).
  3. ♥ Y si te sobra crema, no la tires. Puedes congelarla hasta un máximo de 3 meses. Cuando la vuelvas a usar, deberás montarla un poco (batirla) de nuevo para que adquiera nuevamente la consistencia cremosa. Y si no, también puedes aprovecharla para rellenar cake pops.
SABOREANDO EN COLORES https://saboreandoencolores.net/
 
Es mi crema de batallas. La uso para rellenar mis tartas con distintos sabores, para decorarlas, y por supuesto, para decorar los cupcakes.
 
Es la mejor alternativa a la nata montada o crema chantilly, porque permite hacer decoraciones perfectas sin temor a que se desmorone a falta de frío, y porque es simplemente riquísima y se presta para añadirle todos los sabores que nos podamos imaginar. 
 
SMBC2
 
Me encanta!
 
 
 
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Bueno, la idea de que antes de compartir recetas de cupcakes supieras lo que vas a necesitar en la cocina, además de los ingredientes, por supuesto. Así es que ahora vamos manos a la obra!
 
Y mi receta de hoy es una receta súper básica, sencilla, barata y cuyos ingredientes seguro tienes en casa. Y son unos cupcakes que preparé como  regalo para mi querida amiga Aleksandra, que ha sido mamá de un guapísimo bebote, al que ha llamado Alejandro. La visité hace una semana en La Línea, en Cádiz, y este fue mi regalo para ella y su marido.
 







Cupcakes de aceite de oliva

Ingredientes (para 16 cupcakes)
– 4 huevos
– 250 g de azúcar blanco
– 200 g de harina
– ½ vaso de aceite de oliva
– Ralladura de una naranja
– 15 g de levadura en polvo (tipo Royal)
(Receta adaptada de Eva Arguiñano)

– Para el almíbar: 100 g de azúcar blanco, 150 g de agua y ½ cdta. de extracto de vainilla
– Para el relleno: dulce de leche a gusto
– Para la decoración: fondant

Preparación:

Batimos los huevos y añadimos el azúcar para continuar batiendo hasta formar una mezcla espumosa. Si tienes una batidora, bate a velocidad media. 
 
Incorpora seguidamente el aceite y continúa batiendo. Si no tienes de oliva, puede ser de girasol, por supuesto. Agrega la ralladura de naranja.
 
Ahora incorpora el harina con la levadura previamente tamizada, en forma de lluvia. En este momento, baja la velocidad de batido. Personalmente, prefiero incorporar el harina con movimientos suaves y envolventes (a mano, con la varilla de alambres), a fin de no bajar la mezcla espumosa antes alcanzada. 
 
Deja reposar la preparación en la nevera (heladera) durante media hora como mínimo.
 
 
 
Ahora prepara el molde de cupcakes y coloca las cápsulas. Mientras, enciendes el horno para que vaya calentando.
 
Pasada media hora, saca la preparación de la nevera y con una cuchara (de helados preferentemente) rellena las cápsulas ¾ partes.
 
Introduce el molde en el horno precalentado durante 18 minutos a 180º.
 
A los 18 minutos, si observas que los cupcakes ya pueden estar, sin sacarlos del horno le introduces un palillo en un cupcake para comprobar que están listos. El palillo debe salir limpio, de lo contrario lo dejas un par de minutos más o lo que consideres le falta.
 
Cuando los saques del horno, coloca el molde sobre una rejilla para que aireen por arriba y abajo. A los 5 minutos, retira los cupcakes del molde y dejas enfriar nuevamente.
 
Para el almíbar, pon a hervir durante 15 minutos el agua y el azúcar, y agrega ½ cucharadita de extracto de vainilla. Reserva.
 
Una vez fríos, vacías los cupcakes con un descorazonador de manzanas (con un cuchillo puedes también) y reservas las tapitas de bizcocho que has quitado. Pincha ahora con un tenedor toda la superficie del cupcake. 
 
Ahora con una cucharita o pincel de cocina, esparce el almíbar sobre el bizcocho del cupcake, a gusto, a fin de lograr que esté deliciosamente húmedo. 
 
Aparte de que odio los cupcakes secos, prefiero que siempre estén rellenos de algo rico. Es lo que lo hace más rico y parecido a una porción de tarta, así que en este caso, en el huequito que hicimos, introducimos el dulce de leche (puede ser nocilla, mermeladas) y tapamos con la tapita de bizcocho que habíamos reservado.
 
Alisamos la superficie, y con un cuchillo o espátula esparcimos dulce de leche por toda la superficie del cupcake para alisarla y para poder adherir a continuación el fondant para decorar.
 
Finalmente, estiramos el fondant, previamente teñido con colorante (en este caso celeste y color piel). Estira por partes, pues se reseca con el aire, así que es mejor que vayas estirando con el rodillo a medida que vas cubriendo cada cupcake, en función de la decoración que vayas a realizar.
 
Y para lograr un fondant de lunares, es muy sencillo:
  1. Amasa el fondant hasta ablandarlo
  2. Estira el fondant de la base
  3. Cubre con un film para que no se reseque
  4. Amasa y ablanda el fondant con el color que vayas a hacer los lunares
  5. Haz pequeñas bolitas. En este caso, como los lunares son pequeños, hice bolitas, pero si necesitas hacer lunares más grandes (para cubrir una tarta por ejemplo), puedes marcar los círculos con un cortador. 
  6. Ubica las bolitas sobre el fondant estirado
  7. Presiona todas las bolitas con tus dedos para evitar que se muevan.
  8. Pasa el rodillo nuevamente, de arriba a abajo, aplastando todas las bolitas, estirando de esa forma aún más el fondant de base. 
  9. Estira ahora con el rodillo, de lado a lado.
  10. Y tachán!!! Y tienes el fondant con lunares
  11. Con un cortador de galletas/fondant redondo (o con un cortador de pizza y un vaso para dar la forma), recorta el círculo del tamaño de tu cupcake.
  12. Y lista la tapa de fondant de lunares. La pegas sobre la superficie del cupcake ya cubierto con dulce de leche, y sobre el mismo, puedes agregar más decoración si lo deseas, o dejarlo así, que también queda precioso!! Otro día te enseñaré cómo hacer el chupete…
 
 
 
Espero que te haya gustado este post. Compárteme tus comentarios, sugerencias y consultas, que estaré encantada de contestar.
 
 
 
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Hola!
 
Al fin puedo estrenar y presentar mi Blog….
 
Desde que decidí crearlo, he tardado cinco meses para diseñarlo, porque claro, quería hacer algo bonito, así poder dar marco a mi «pasión por los dulces ricos y bonitos», ¿no?
 
No es fácil hacer un blog personalizado, y ya te contaré por qué tardé tanto y cómo lo he podido superar hasta llegar aquí, pero eso es tema para otro post.
 
Hoy quiero comenzar compartiendo el dulce más rico de todos, para mí, y para mucha gente que cuando lo prueba, se hace «fans» del mismo.
 
Te hablo del LEMON PIE, o pastel de limón (del inglés pie: pastel).
 
Es un postre tradicional de Estados Unidos e Inglaterra, y se dice que su origen se sitúa allá por el siglo XVI, cuando la Reina Elizabeth de Inglaterra lo ofrecía en sus banquetes.
 
El LEMON PIE no sólo está bueno, sino que además es ideal como postre después de una comida suculenta (entiéndase, muuucha comida). ¿Por qué? Simplemente porque es un postre suave y «bajativo» de cierto modo, gracias a las propiedades digestivas del limón. Y es que este pastel lleva limón con ganas.
 
Encontrarás muchas recetas del LEMON PIE, pero para mí esta es la mejor para cumplir los beneficios que arriba te indico. En algunas recetas el relleno de limón lleva leche condensada, nata, o leche y mucha azúcar. Pero la receta que te quiero compartir es muy ligera (ojo! tampoco es un postre hipocalórico!).
 
 
 

 

 
Y los ingredientes que lleva son muy asequibles y seguro los tienes a mano en casa, así es que, te invito a hacer y probar este delicioso LEMON PIE, que de seguro te hace triunfar.
 
La receta es de mi vieja libreta de recetas (vieja, vieja, eh?, que seguro tiene como veinte años ya!). Y es una adaptación propia. Ahí va la receta, en la que trataré de dar los nombres con los que se conocen los productos en España, y en algunos países de América Latina.
 
Ingredientes:
 
Para la base:
  • 1 huevo mediano
  • 1 yema de huevo
  • 100 gs de azúcar
  • 75 gs de mantequilla (manteca)
  • 250 gs de harina con levadura 

Para el relleno:

  • 150 gs de azúcar
  • 3 yemas
  • 3 cdas. de fécula de maíz (ej. Maicena)
  • 1 cda. de harina
  • zumo (jugo) de 2 limones
  • ralladura de 2 limones
  • 350 cl. de agua

Para el merengue:

  • 3 claras de huevo
  • 6 cdas. de azúcar
  • una pizca de sal
  • azúcar glas (azúcar impalpable)

 

Preparación:
 
Para la base, deberás mezclar la mantequilla (que deberá estar a temperatura ambiente) con el azúcar. No vale la margarina para esta masa; tiene que ser sí o sí mantequilla…
La mezcla te debe quedar como una pasta homogénea, y entonces ahí agregas el huevo y la yema. Bates todos los ingredientes y cuando vuelvas a tener una mezcla homogénea, recién incorporas el harina poco a poco, tamizada para evitar grumos y comienzas a amasar. Una vez lograda la masa, que será la ideal cuando ya no se pegue entre tus dedos, entonces envuelves la masa en un film, o la colocas en una bolsita de refrigeración, y la guardas en la nevera (heladera, frigo) por una hora mínimo. Así conseguirás estirar más fácilmente la masa luego, así que no te saltes este paso.
Mientras tienes la masa en la nevera, vamos a preparar el relleno. 
Primero, vamos a rallar dos limones. Cuidado de no rallar la parte blanca del limón, que es amarga y podemos estropear el postre! Una vez rallados los limones, los exprimimos. Reservamos el zumo y la ralladura.
Aparte, en una cacerolita (olla/cazo) pequeña, mezclas la fécula de maíz con el harina y el azúcar. Incorporas a continuación el agua y mezclas bien con unas varillas hasta que no hayan grumos. A continuación, pones esta cacerolita con la preparación a fuego suave y remueves y remueves hasta que esté bien espesa. Cuidado! no dejes de remover, porque el calor puede provocar que se empiece a pegar la preparación en el fondo.
Cuando ya notes la espesura de la preparación, la retiras del fuego, y seguidamente agregas el zumo, las yemas y la ralladura, y revuelves rápidamente para evitar que cuajen las yemas. Reserva este relleno.
Si ya pasó una hora desde que guardaste la masa en la nevera, llega la hora de estirarla para la base. Primero, cubre un molde con mantequilla y luego espolvoréalo con harina para evitar que la preparación se pegue y facilitar su desmolde. En mi caso, he utilizado un molde redondo de 25 cm de diámetro. Ahora, espolvorea con un poco de harina la base sobre la cual estás trabajando, y con un rodillo (palo de amasar) estira la masa al tamaño del molde. Y con el mismo rodillo, envuelves la masa estirada y la vuelcas en el molde. Si se te complica este paso, puedes estirar pedacitos de la masa, y unirlos directamente en el molde con la ayuda de tus dedos. 
Atención!! la preparación de esta masa es para el doble de molde, así que reserva la mitad de la masa para otro «pie» o pastel. Simplemente envuelto en film, o en una bolsa de plástico, se conserva en la nevera por 5 días, o 3 meses en el congelador. Otro día te comparto otra receta para aprovechar esta masa.
Bueno, volviendo al LEMON PIE… Una vez que haz cubierto la base de tu molde con la masa, incorporas encima la preparación del relleno de limón (HUMMMMM, qué rico es!!, me lo comería solo!!)
Y ahora, al horno! 20 minutos a 170º.
Mientras, preparamos el merengue, para el cual debemos batir las claras a punto de nieve e incorporar el azúcar y una pizca de sal. Para que no se baje fácilmente con el calor en el horno, yo prefiero hacer un merengue suizo, que básicamente es cocer a baño María las claras con el azúcar hasta que se disuelvan los cristales del azúcar, y luego batir hasta formar picos blancos. Tendrás que hacerlo con una batidora eléctrica, durante unos 15 minutos aproximadamente para poder llevar a esa consistencia. 
Cuando han pasado los 20 minutos, sacas el pastel del horno y con una manga pastelera, con boquilla (estrella abierta), o sin boquilla, o simplemente con cuchara, incorporamos encima el merengue, y volvemos a introducir en el horno por 15 minutos más.
Pasados los 15 minutos, y si ves que las puntas del merengue se han dorado, entonces es la hora de sacar y dejar enfriar a temperatura ambiente. Y luego a la nevera al menos 3 horas.
 LEMON PIE

Y tacháan!!! a disfrutar…

 

 

Y así es como llega a su fin…