Quiché de calabacín y cebolla caramelizada

Quiché de calabacín y cebolla caramelizada
 
Yo ceno. Lo que es cenar «cenar». Quiero decir, que en casa preparamos comida todas las noches. No como al medio día, pero sí de alguna manera echamos un ratito preparando algo rico, que seguramente será algo horneado… Sí, casi siempre horneamos de noche! Algo rápido y fácil, por supuesto. Como esta riquísima Quiché de calabacín y cebollas caramelizadas, que cuando la probé por primera vez he de decir que me sorprendió porque no me esperaba que estuviera tan buena!
 
 
Mis amigos Vïctor y Patricia han sido nuestros abastecedores de frutas y verduras el pasado verano. Y entre lo que nos regalaban, llegaron a casa kilos de calabacines, a los que había que encontrarle un fin… Por un lado fue el Plum Cake de Calabacín y Dátiles, sopa de calabacín, calabacines rebozados, hasta que mi amiga y compañera de trabajo Eva me contó de esta Quiché de sabor excepcional, y no me resistí a probarla… 
 
 
Ingredientes:
 
– 1 lámina de masa quebrada (disco masa de tarta)
– 4 calabacines medianos
– 2 cucharadas de cebolla caramelizada
– 200 g de nata líquida 
– 2 huevos
– 100 g de queso rallado
– aceite de oliva
– sal y pimienta a gusto
 
Para la cebolla caramelizada:
 
– 2 cebollas medianas 
– aceite de oliva
– 1 cda. de vinagre balsámico 
– 2 cdas. de azúcar
 
Preparación:
 
Cortar las cebollas en juliana y colocar en un cazo con un chorrito de aceite. Añadir el vinagre y el azúcar y pochar a fuego lento durante unos 30 minutos aproximadamente, o hasta que la cebolla esté tierna. Reservar.
En una bandeja untada con un poco de aceite extender la lámina de masa quebrada. Pincharla a continuación con un tenedor y cubrir con papel aluminio. Encima, colocar garbanzos* hasta cubrir la superficie de la masa y hornear en horno precalentado a 180º durante unos 15-20 minutos o hasta que  la masa se haya dorado un poquito. Cuando esté lista, sacar del horno, retirar el papel y los garbanzos, y reservar.
Mientras se hornea la masa, lavar y cortar los calabacines en finas rodajas, sin pelar. Pochar los calabacines en una sartén con un chorlito de aceite, hasta que se tiernicen. 
A continuación, colocar la cebolla caramelizada sobre el fondo de la masa ya horneada y cubrir encima con los calabacines. 
En un bol aparte, batir los huevos junto con la nata, la sal y la pimienta, hasta obtener una mezcla cremosa. Volcar sobre los calabacines de la quiché. 
Colocar el queso rallado encima y hornear nuevamente durante 25-30 minutos a 180º, o hasta que cuaje la crema y la superficie se dore un poquito. 
 
Preparación en Thermomix: 
 
Preparar la cebolla caramelizada de acuerdo a la receta arriba indicada. Hornear la masa quebrada siguiendo las mismas instrucciones.
En el vaso de la Thermomix, colocar los calabacines troceados y programar 25 seg/vel 4. Añadir 20 g de aceite y rehogar 5 min/varoma/vel 1. 
A continuación, colocar la cebolla caramelizada sobre el fondo de la masa ya horneada y cubrir encima con los calabacines. 
En el vaso de la Thermomix sin lavar, mezclar los huevos junto con la nata, la sal y la pimienta, y programar 8 seg/vel 4. Volcar sobre los calabacines de la quiché. 
Colocar el queso rallado encima y hornear nuevamente durante 25-30 minutos a 180º, o hasta que cuaje la crema y la superficie se dore un poquito. 
 
MIS SECRETOS Y CONSEJOS:
 
Como alternativa a la masa quebrada podéis usar también masa de hojaldre. 
 
Los garbanzos sobre la masa tienen como fin que ésta no suba. Una vez utilizados, puedes guardarlos y volver a utilizarlos para otras tartas o quichés.
 
Si la piel de los calabacines está dura o gruesa, usad sólo parte de la piel, pelando y quitando las partes más gruesas. 
 
Si no tenéis vinagre balsámico, podéis usar uno normal. Varía un poco el sabor, pero no es determinante en esta quiché. Sí  recomiendo usar el vinagre balsámico si la cebolla caramelizada va a consumirse sola o con queso… En ese caso el vinagre balsámico si aporta un sabor distintivo.
 
 receta
 
 
 
 
Me encanta todo lo recién salido del horno… sea dulce o salado. Creo que el olor a «recién salido del horno» es una de esas cosas que más nos conectan a la familia, al hogar, a los momentos compartidos al calor de nuestros seres queridos. ¿No os parece?
 
Contadme: ¿qué sensaciones os transmite la cocina y lo «recién salido del horno»?? 
 
 


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